Junio, 1 del 2024, última actualización

COVID Persistente: Síntomas y Problemas en el Sistema Inmune

El COVID-19 llegó de forma inesperada y cambió radicalmente nuestra manera de vivir. No solo marcó una etapa de confinamiento, miedo e incertidumbre global, sino que dejó una huella profunda en la salud de millones de personas. Aunque muchos superaron la infección aguda, una parte significativa continúa arrastrando síntomas persistentes que interfieren con su vida cotidiana. Esta condición, conocida como COVID persistente, ha revelado cuánto puede afectar este virus a largo plazo, especialmente al sistema inmune y al equilibrio general del organismo.

¿Cuáles son los síntomas de la COVID persistente?

La COVID persistente, también conocida como COVID prolongado o long COVID, engloba un conjunto de síntomas que pueden perdurar semanas, meses después de superar la fase aguda del SARS-CoV-2 o incluso dejar secuelas permanentes. Estos incluyen:

• Fatiga extrema
• Niebla mental o dificultad para concentrarse
• Dolor muscular y articular
• Palpitaciones o taquicardias
• Ansiedad, insomnio o alteraciones del estado de ánimo
• Síntomas neurológicos (hormigueos, vértigo)
• Dificultad respiratoria o presión en el pecho

Muchas personas se preguntan: ¿Por qué mis síntomas de COVID no desaparecen? La respuesta está en cómo el virus afecta y debilita el sistema inmunológico, permitiendo reactivaciones virales y desequilibrios inflamatorios.

COVID persistente y sistema inmune: ¿qué sucede?

Un estudio a largo plazo publicado en la revista Allergy analizó cómo el COVID-19 afecta el sistema inmunológico con el tiempo. Los investigadores observaron que, diez meses después de la infección, había una disminución significativa en la cantidad de células inmunes importantes, como las células T, B y NK, que son cruciales para defendernos de las infecciones.

Además, notaron un cambio en el tipo de señales químicas (citocinas) que produce el sistema inmunológico. Normalmente, el cuerpo usa una combinación de diferentes citocinas para coordinar la respuesta inmune, pero después de la infección por COVID-19, hubo un cambio de un tipo de citocina (Th1), que está más asociada con la lucha contra virus y bacterias, a otra (Th2), que suele estar relacionada con respuestas alérgicas y de tipo inflamatorio crónico. Este cambio podría ser una razón por la cual algunas personas experimentan síntomas a largo plazo después de haber tenido COVID-19 [1].

¿Qué secuelas deja el COVID en el sistema nervioso?

El sistema nervioso también se ve afectado por el COVID persistente. Las personas reportan niebla mental, insomnio, ansiedad o alteraciones del ánimo. Este impacto puede estar vinculado a inflamación neuroinmune y reactivación de virus latentes.

Reactivación de virus latentes y coinfecciones

La reactivación de virus latentes es un fenómeno preocupante observado en pacientes con COVID-19. Estudios han demostrado que incluso infecciones leves por SARS-CoV-2 pueden desencadenar la reactivación de virus como el Epstein-Barr (EBV), HHV-6 y HERV-K, siendo más pronunciada en individuos con un sistema inmunológico comprometido. Esto fue particularmente notable en pacientes con síndrome de fatiga crónica (ME/CFS) [2].

Además, una revisión sistemática identificó múltiples casos de reactivación viral y coinfecciones en pacientes con COVID-19. El EBV fue el más común, seguido por el virus del herpes simple tipo 1 (HHV-1) y el citomegalovirus (CMV). Los pacientes con reactivación o coinfección viral presentaron comorbilidades como enfermedades cardiovasculares, diabetes e inmunosupresión, y complicaciones como lesión renal aguda. Estos hallazgos subrayan la importancia de monitorear y tratar las reactivaciones virales en pacientes con COVID-19 para prevenir complicaciones severas [3].

Mecanismos de persistencia y efectos prolongados

El estudio publicado en eLife profundizó en los mecanismos de persistencia y reactivación viral en el contexto del long COVID. Se encontró que el ARN del SARS-CoV-2 puede persistir en diferentes tejidos durante semanas o meses después de la infección inicial. Esta persistencia de antígenos virales puede inducir respuestas inmunológicas inflamatorias crónicas, contribuyendo a los síntomas de PASC. Además, como ya se ha mencionado en los estudios anteriores, la infección por SARS-CoV-2 puede reactivar virus latentes como el EBV, asociado con síntomas de fatiga crónica y "niebla mental" [4].

Fitoterapia, Micoterapia y Apiterapia para el COVID persistente

La fitoterapia, micoterapia y apiterapia son enfoques naturales que pueden ayudar a fortalecer el sistema inmune y combatir infecciones virales. A través de plantas medicinales, hongos y productos apícolas, estas terapias aprovechan sus propiedades inmunomoduladoras y antivirales. Si te interesa conocer más sobre cómo pueden apoyar tu salud, estaré encantada de brindarte orientación y asistencia personalizada.

Bibliografía:

1. Kratzer B, Gattinger P, Trapin D, et al. Differential decline of SARS‐CoV‐2‐specific antibody levels, innate and adaptive immune cells, and shift of Th1/inflammatory to Th2 serum cytokine levels long after first COVID‐19. Allergy. 2024;00:1-20. doi:10.1111/all.16210. Enlace

2. Apostolou E, Rizwan M, Moustardas P, et al. Saliva antibody-fingerprint of reactivated latent viruses after mild/asymptomatic COVID-19 is unique in patients with ME/CFS. Front Immunol. 2022;13:949787. doi:10.3389/fimmu.2022.949787. Enlace

3. Kim JYH, Ragusa M, Tortosa F, et al. Viral reactivations and co-infections in COVID-19 patients: a systematic review. BMC Infect Dis. 2023;23:259. doi:10.1186/s12879-023-08117-y. Enlace

4. Chen B, Julg B, Mohandas S, et al. Viral persistence, reactivation, and mechanisms of long COVID. eLife. 2023;12. doi:10.7554/eLife.86015. Enlace

3 Comentarios