Febrero, 20 del 2024, última actualización

Tratamientos Rosácea: Más Allá de la Piel, Más Cerca del Origen

Rosácea facial: ¿cómo reconocerla?

La rosácea facial es una afección inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente mejillas, nariz, frente y mentón. Se manifiesta como enrojecimiento persistente, vasos dilatados, ardor o sensación de calor e incluso protuberancias similares al acné. Muchas veces se confunde con alergias o sensibilidad cutánea, pero va más allá: es una alteración sistémica que se refleja en la piel.

¿Qué es lo que provoca la rosácea?

No hay una única causa. La rosácea suele ser el resultado de múltiples factores que, combinados, alteran el equilibrio interno y se reflejan en la piel. Entre los más frecuentes se encuentran:

• Disbiosis intestinal y permeabilidad intestinal.
• Acumulación de toxinas tanto internas como ambientales.
• Presencia excesiva de Demodex o bacterias oportunistas como Bacillus oleronius.
• Factores hormonales o vasculares.
• Defensas bajas y estrés oxidativo.

Rosácea: causas emocionales y estrés

El estrés crónico es uno de los factores más ignorados, pero también más relevantes. Puede alterar el sistema digestivo, inmunológico y nervioso, creando un entorno inflamatorio donde la rosácea se expresa con más fuerza. Además, se ha observado que algunas personas con rosácea tienen una sensibilidad aumentada al cortisol, lo que favorece el enrojecimiento y los brotes.

¿Qué bacteria provoca la rosácea?

El crecimiento excesivo del ácaro Demodex folliculorum y bacterias como Bacillus oleronius está asociado a muchos casos de rosácea. Pero no suelen ser la causa primaria, sino oportunistas que proliferan cuando hay un desequilibrio inmunológico o intestinal. También se ha relacionado la rosácea con H. pylori y parásitos como Blastocystis hominis.

Tratar solo la superficie con cremas o láser puede aliviar temporalmente, pero si no se resuelve el terreno biológico, los síntomas tienden a volver.

¿Qué debo hacer si tengo rosácea?

Buscar el origen. No se trata solo de eliminar síntomas, sino de comprender qué está desregulado internamente. El objetivo no es combatir la rosácea, sino restaurar el equilibrio interno para que la piel vuelva a expresarlo.

¿Qué hacer para eliminar la rosácea?

La rosácea puede mejorar muchísimo, e incluso remitir, si se aborda desde la raíz. El camino pasa por actuar sobre el intestino, el hígado, el sistema redox y el sistema inmune. Como cada cuerpo es distinto, no hay una fórmula universal. Algunos necesitarán trabajar sobre la disbiosis, otros sobre la detoxificación o el estrés emocional.

Desde la naturaleza, podemos ayudarte a restablecer tu terreno interno mediante:

• Fitoterapia: plantas que apoyan la función digestiva, hepática, inmunológica y nerviosa.
• Micoterapia: hongos medicinales que modulan la inmunidad y reducen inflamación.
• Nutrición antiinflamatoria: rica en vegetales, omega 3, fermentados naturales y sin ultraprocesados, gluten, azúcar ni alcohol.
• Gestión emocional: técnicas de respiración, meditación o acompañamiento terapéutico para reducir el impacto del estrés.

¿Qué no debe hacer una persona con rosácea?

Evita todo lo que altere la barrera cutánea o genere inflamación desde dentro:

• Usar cosméticos irritantes, exfoliantes físicos o cremas con alcohol.
• Consumir ultraprocesados, gluten, azúcar o alcohol (si hay sensibilidad).
• Aplicar corticoides sin supervisión: pueden agravar el cuadro a largo plazo.
• Ignorar el estrés emocional: también se manifiesta en la piel.

El camino hacia una piel más fuerte y equilibrada

La rosácea no es solo un problema de piel, es un mensaje de tu cuerpo. No hay una solución estándar, pero sí una solución adaptada a ti. Como naturópata, puedo ayudarte a encontrar tu propio camino de sanación, desde dentro hacia fuera.

Reserva tu sesión y empieza a sanar desde la raíz. Tu piel lo agradecerá.

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